Desde septiembre de 2022 hemos comenzado a tener comidas y cenas con jóvenes en Madrid, Tenerife y Barcelona para preguntar ¿Cuáles son los desafíos que encuentran en el trabajo? ¿Cuál es el atractivo que siguen? Uno de los temas que ha surgido repetidamente es la conciliación familiar y laboral y a partir del camino hecho durante este año hemos propuesto, en el marco de la vigésima edición del Encuentro Madrid, un diálogo titulado: “Donde está tu tesoro… El desafío de la conciliación familiar”. Hemos querido partir de la experiencia de tres personas en diferentes etapas de la vida: Marta (Key Account Manager, madre de tres), Diego (consultor, padre de uno) y Javier (gestión de la energía, padre de cinco) preguntándoles ¿Es posible conciliar con éxito el trabajo y la vida familiar? ¿Es suficiente con equilibrar las horas dedicadas al hogar y a la oficina? A continuación, presentamos una síntesis de los puntos tratados en el encuentro.
Diego: Trabajo en una empresa donde la exigencia de trabajo es muy alta en todos los sentidos y siempre me ha gustado porque trabajas y aprendes mucho. Miro alrededor y veo que cuanto más creces profesionalmente, más difícil parece la conciliación. Hay casos excepcionales, pero generalmente veo que los hijos los educa otro, porque los padres están viajando todo el día y los ven los fines de semana. En este sentido no encontraba nadie a quien seguir, que me aporte un poco de luz, que me diga que esto se puede vivir bien. Sin embargo, ha sido muy bonito este año en que hemos tenido a nuestro primer hijo, porque la pregunta se ha ido transformando. Al principio lo planteaba un poco así como hemos titulado el acto: ¿cómo conciliar? ¿cómo hacer el balance adecuado entre mi trabajo y mi familia? Y se fue transformando la pregunta en el dialogo con mi esposa hacia: cómo respondemos juntos a los retos que nos plantea mi trabajo, como familia. Y me parece una gran diferencia, porque ya no te planteas el trabajo en un lado, tu familia en otro, es una perspectiva que nos obliga a volver una y otra vez a decir por qué merece la pena que tú digas que sí a esto, ¿Qué valor tiene esto que haces para nosotros? Vamos a lo importante, a identificar el valor que tienen las cosas, a seguirlo juntos y así los dos respondemos. Yo voy tranquilo donde me tenga que ir o ella se va tranquila donde se tenga que ir y el otro se queda igual de tranquilo porque sabe que estamos respondiendo a lo mismo
Marta: Trabajo para una marca de electrodomésticos, entré como delegada comercial de la marca para Cataluña y fui creciendo en 12 años de recorrido profesional. Los primeros años, antes de conocer a mi marido, viví una época de una especie de fama, era de las más jóvenes y de las pocas mujeres de mi sector. La competencia viene a buscarte, los jefes te afirman, te reconocen, te ascienden, te dan cada vez cuentas más importantes… Y vivía un enamoramiento absoluto de mi trabajo, por verme reconocida así. Así evolucionan los años hasta que me caso, luego me voy de baja de maternidad el año pasado. Había conseguido un puesto nacional en estrategia comercial, había vivido ya dos ascensos y tenía un puesto de directiva. Durante mi baja de maternidad me vienen a ver mis jefes en un café, un poco informal, y de alguna forma me dicen, que me delegan de posición para que yo ahora pueda dedicarme al bebé y pueda hacer frente a estos nuevos retos. Esta situación me pone en una tesitura completamente nueva, de percibir cómo se caía el maquillaje a la empresa a la que yo tanto había adorado, veía toda la ambición, los celos, la competitividad, la mezquindad, y no solo de ellos sino también mía. Hablando con mi marido y mis amigos entendí que era un momento para parar, ceder y dejar que el puesto que yo tanto había ansiado, lo desarrollaran otros, mientras yo volvía al puesto que había estado ejerciendo cuatro años antes. Hubo dos puntos muy importantes para mí, que fueron, primero, darme cuenta de este de esta pretensión que yo tenía de que la empresa de alguna forma cumpliera mi vida. Y a la vez, hay una cosa en mi empresa que se dice mucho, que es que ninguno de los que estamos somos imprescindibles, pero me daba cuenta de que, sin embargo, para mi hijo soy totalmente imprescindible. En esto es muy importante para mí que me hayan ayudado mis amigos, por ejemplo, a ver lo contenta que estoy de poder ahora pasar más tiempo con mi familia, también a ver qué busco verdaderamente cuando busco un reconocimiento en el trabajo. Ha sido fundamental poderlo vivir acompañada para entender qué significa ese sentirme amada, es decir, saberme imprescindible. Que no es justo que mire a la empresa con la pretensión de que la empresa deba darme esto, porque no es la empresa quien debe responder a esta necesidad mía, sino que yo crezco en la certeza de saberme amada en la relación con el Señor, cuando soy consciente de que estoy respondiéndole a él que me llama en todo lo que hago. De hecho, me he descubierto atendiendo a los clientes que llevaba hace 5 años con mucha más profesionalidad, con un crecimiento mayor como persona. Un amigo me decía: si toda la vida es vocación, entonces todo es la misma tarea y respondes a quien te llama en la circunstancia concreta. Para mí esto en los momentos en los que tengo dudas se hace importantísimo, entender que estoy en el lugar en el que debo estar en cada momento, no tanto si es en un momento de trabajo, en reuniones que me cuestan porque no me gusta como otros están haciendo el trabajo, como si estoy en casa cuidando de mis hijos, preparándoles la cena.
Javi: Cuando me dijeron ¿qué te parece hablar de conciliación laboral? Mi respuesta fue: no he conciliado en mi vida Me dedico al mundo de la energía, he trabajado en una gran empresa, ahora trabajo en una empresa más pequeña, siempre ligada del petróleo y luego a las a las energías renovables. Soy padre de cinco. Una cosa que me ha acompañado siempre sobre la conciliación es que este equilibrio, me parece una cosa imposible. Yo lo que he descubierto es que realmente no percibo mi vida laboral desligada de la de mi mujer y mi mujer tampoco la percibe desligada de la suya, esto para mí sería lo primero. Yo voy a poner dos ejemplos muy rápidamente, el primero es de mi mujer. Era comercial, como Marta, de productos alimenticios y estando embarazada surgió la posibilidad de empezar a enseñar, sin haberlo hecho antes, no le había atraído nunca, no tenía un especial gusto. Además, requería un esfuerzo por mi parte que estaba en los inicios de mi carrera profesional, un esfuerzo de tiempo de acompañarla y también monetario, con un cambio de ingresos entre una profesión y otra. Esto los que sois profesores, lo sabéis mejor que yo, seguramente. Para nosotros ese sí a ese camino laboral que se le abría fue un regalo, para nuestra familia, para nuestros hijos y para mi trabajo también, para entender que el valor del trabajo no está ligado a este punto del que más genera. Este episodio no es algo de mi vida laboral, pero es algo que la ha determinado claramente. Yo pertenezco a esta generación que ha transitado desde la no baja, mi primer hijo nació un jueves y yo el lunes ya estaba en el trabajo, hasta ahora, que con mi último hijo me dieron 6 semanas de baja… yo he visto este intermedio y también he visto cambiar los tipos de trabajo. Estuve en una gran empresa donde el teletrabajo se instauró mucho antes de la pandemia, llegó el COVID y ahora todo el mundo teletrabajaba, y podemos tener la idea de que la conciliación está unida a estas nuevas herramientas que nos da el trabajo. Pero la conciliación no va por ahí. Para mí, tiene que ver con que la vida esté completamente unida. Pongo un ejemplo de un compañero de mi antigua empresa. Tanto él como su mujer trabajaban en esta empresa, disfrutaban de todos estos beneficios de posible conciliación laboral y me contaban que su hijo mayor, con muy buenas notas en bachillerato, decide meterse en la Legión, y ellos intentaban presionarle que tomase una opción profesional diferente, y me impresionó mucho que el hijo les dijo: papá, mamá, viéndoos a vosotros lo último que quiero es estar en una oficina. Entonces, se puede disponer de todas estas herramientas y que tu hijo vea que el trabajo no es algo apasionante, como ahora mismo nos decían Marta y Diego, no, no es algo donde se va a construir, a crecer, sino que va como al castigo divino.
Francisco: Siguiendo la provocación que nos lanza el título de esta edición del Encuentro Madrid “Una amistad que teje la historia”, ¿cuál es el valor de esta amistad en la búsqueda de una vida más unida?
Diego: he tenido la suerte de crecer viendo a mi alrededor mucha gente grande a la que seguir, he deseado que mi vida y la de mi familia sea así de grande, y lo único que veo que tienen en común estas personas es una vida que no está parcelada, dividida en compartimientos estancos. No quiero vivir mi familia y mi trabajo como si fuesen dos pilares que me sostienen pero que no tienen nada que ver, porque soy yo quien vive las dos cosas, tiene que estar unido y reflejarse en las decisiones familiares, laborales, con mis amigos, en cualquier ámbito. Escuchando a Marta y Javi me da muchísima más esperanza, les escucho y respiro, yo no sé cómo se hace a nivel practico, no estoy exento de las discusiones en casa sobre las cosas que son valiosas para cada uno, pero estoy convencido de que con mi mujer podemos descubrir la belleza de una vida unida
Marta: sobre este punto quisiera citar a un amigo de Barcelona que me decía: “cuando uno descubre la caridad, es decir, cuando uno descubre la ley del amor verdadero, se convierte uno en una persona incansable, porque puede vivir sin miedo a perder nada, se convierte en una persona incombustible”. Yo pensaba que fue por ver a gente así que vino mi conversión, porque les veía trabajando, cuidando a sus hijos, invitándome a cenar y eran incansables. Este es el desafío cada día al ir a trabajar, darme cuenta de que en todo respondo siempre al mismo que me convoca para irme a vender electrodomésticos, a cambiar pañales, a preparar la cena o a irme a la caritativa.
Javi: las decisiones más importantes de mi vida laboral las he tomado con amigos que no saben nada técnicamente de mi trabajo, pero tenemos algo en común: el gusto porque la vida sea un construir. La verdadera amistad en el trabajo es posible si existe este trabajo, el deseo de construir juntos, esta amistad tiene que tejer verdaderamente una trama de relaciones que pueda construir en la realidad.
Francisco: les agradecemos profundamente por la libertad en compartir sus experiencias y ayudarnos a profundizar en estos temas, agradecemos también a cada uno de los asistentes y les reiteramos la invitación a compartir con nosotros a través del correo electrónico direccion@cdo.es las inquietudes o propuestas que tengan sobre este y otros temas en torno al trabajo.
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